jueves, 27 de mayo de 2010

Antonio Salas. De vuelta del infierno terrorista

Cuando llego, Antonio Salas está posando para la enésima sesión fotográfica del día. Vestido de forma deportiva, con vaqueros y sudadera, comprueba cada foto, se asegura de que no se le reconoce. Termina y se queda a la espera de que le digan cuál es la siguiente entrevista. Mi tiempo todavía no ha empezado a correr y me mantengo en un segundo plano hasta que, por fin, me le presentan. Sentía curiosidad e instintivamente pienso: “¿qué hace con las gafas de sol puestas en el interior del edificio?”. Apenas ha mostrado sus ojos un momento, creo que sería incapaz de reconocerlos. El resto de la conversación será con ellos ocultos detrás de las grandes lentes casi negras.


Una barba algo larga, no muy poblada, pero si ostentosa le cubre casi el resto de la cara, la cabeza cubierta con un gorro, sigue vestido de Muhammad Abdallah, la identidad que se inventó para esta infiltración (aunque Antonio Salas tampoco es la suya real). Tengo la sensación de estar entrevistando a un espía... y en cierto modo, así es. Saco la grabadora y la mira. Su voz, la que grabaré, no es la suya, una mesa de sonido la distorsiona y le explico que en el blog sustituyo algunas declaraciones por archivos de voz, no tarda un segundo en decir: “¡qué peligrito” (forma parte del programa de testigos protegidos y ahora la amenaza es mucho mayor). Hacemos pruebas y cuando oye lo que grabo y comprueba que su voz surge broncamente distorsionada, empezamos la entrevista.

“Al leer el libro -le digo- me han llamado la atención dos cosas: por un lado, la investigación en sí misma y todos los datos (son seis años de su vida volcados cual diario informativo gigantesco) y por otro parte, el lado humano. Hablas de religiosidad, espiritualidad, de rezos... y todo esto se mezcla con una vorágine de viajes, situaciones límite, paranoias, peligros reales...”. Cuando comenzó la investigación decidió convertirse al islam y hoy es un musulmán convencido, se siente bien cuando ora y asegura que “no hay otra forma de hacerlo (refiriéndose a la infiltración) te puedes hacer pasar por otra persona una semana ¿pero 6 años?” (Audio: Seis años frenéticos)

Salas, que desaparecerá de nuevo hoy jueves (27 de mayo) y ya, en cierta forma, está trabajando en una nueva infiltración, viene de un viaje del que se ha traído un rosario árabe, un pequeño cuaderno verde lleno de versos coránicos y un álbum fotográfico de una vida inventada. Y del epicentro de ese periplo ha salido El Palestino (Temas de Hoy), un trabajo de investigación sobre el terrorismo internacional que le ha llevado por varios continentes, numerosos países y le ha permitido entrar en contacto con grupos guerrilleros en Venezuela, terroristas islamistas en diferentes puntos del planeta, etarras, cómodamente instalados en Sudamérica y convertirse en webmaster de Carlos El Chacal, el terrorista más peligroso. Seis años conviviendo con muchos asesinos.

Llegó al Islam lleno de prejuicios, pensaba que todos los musulmanes eran árabes y que todos los árabes eran terroristas. Estudió árabe, el Sagrado Corán, se convirtió en un musulmán que se hacía pasar por un occidental y comprendió que ellos hablan de nosotros igual que nosotros lo hacemos de ellos, con infinidad de clichés y con mucha ignorancia (Audio: Ignorancia sobre el Islam).


De su libro se extrae una conclusión que afecta directamente a España y es la profusión de terroristas en el Norte de África (Audio:Peligro para España). Contesta Salas a las preguntas contando anécdotas, proporciona datos, comenta situaciones... se le ve que tiene ganas de explicar correctamente el libro que ha escrito. Es en todo momento colaborador y parece que está dispuesto a repetir las mismas respuestas todas las veces que hagan falta.

Ha dicho ya en alguna entrevista que no tiene demasiada esperanza en que el terrorismo acabe. Tal y como está la situación no lo parece, hay academias de terroristas en Venezuela, Colombia, norte de África... a los grupos armados colombianos han acudido ETA (España), Sendero Luminoso (Perú), IRA (Irlanda) o los Tupamaros venezolanos, e islamistas, él es uno de ellos, era uno de ellos. Se ha infiltrado también en las redes de Hizbullah en Líbano y Hamas en Palestina. Seis años de investigación dan para mucho.
Todos los datos que aporta están grabados (insiste todo el tiempo en eso) y era de esperar que un trabajo como el suyo lo usen unos y otros para su conveniencia, y aunque no lo dice, parece molestarle (Audio: Fiel a sus lectores). De sus viajes, por trece países, nace un conglomerado de terroristas, amigos que le han ayudado (como la mujer que se hizo pasar por su esposa asesinada y que motivó su abrazo a la lucha armada) y espías. Le pregunto por los españoles y es cauto pero se moja (Audio: Los espías españoles).

No hay más tiempo, la media hora ha pasado volando, le reclaman para un chat con lectores de un periódico electrónico. Él, profesional, acude veloz, tanto que se olvida en la sala, en la que hemos hablado, su rosario árabe, del que no se separa desde hace años. Cuando voy a dárselo ya está tecleando, pero por un instante sale de esa pantalla para darme las gracias sonriendo. Es importante para él, esa sonrisa lo atestigua. Y vuelve al mundo virtual para contestar a sus lectores.

Merche Rodríguez

(Imágenes del álbum de Muhammad Abdallah/Antonio Salas)

martes, 25 de mayo de 2010

Maneras de vivir

Hay estilos de vida, formas de encarar el día a día. Desde el riesgo permanente de Antonio Salas hasta la adrenalina canalizada a través del poker de Leo Margets y, por supuesto, todos los que aspiran a ser felices, nada fácil en una sociedad tan estresada. Son tres ejemplos de vida, uno muy extremo, otro nada común y el último, el más perseguido, y los tres se acaban de hacer libro.
Antonio Salas, con “Diario de un skin” se cambió el nombre, vive oculto y toma todo tipo de precauciones, el libro permitió desmantelar uno de los grupos nazis que operan en España. Después llegó “El año que trafiqué con mujeres” que le puso en contacto con la realidad más sórdida y cruel de la prostitución y destapó la trata de mujeres. Ahora con “El Palestino” (publicado como los dos anteriores por Temas de Hoy se ha infiltrado en las redes del terrorismo internacional. Un libro que provocará titulares, muchos.

Por motivos de seguridad el periodista y escritor ha presentado su libro en una rueda de prensa on line desde un lugar desconocido comentando, tan sólo, algunas de los aspectos más importantes de su último trabajo de investigación. Hace seis años decidió emprender, la que quizá sea una de las investigaciones periodísticas más arriesgadas. Aprendió árabe, se convirtió al islam, se circuncidó, se inventó un pasado (con fotografías familiares incluidas) y se convirtió en Muhammad Abdallah, musulmán nacido en Venezuela de orígenes palestinos.

Apadrinado por el terrorista Carlos El Chacal, estos años se ha entrenado en campos venezolanos, ha tenido contacto con etarras y ha vivido al límite de la ilegalidad. Correo privilegiado de asesinos internacionales ha empuñado fusiles de asalto, participado en comunicados terroristas grabados, y ha vivido de cerca la violencia más extrema de la yihad islámica, aún así “asegura que no es ningún valiente y cuando decides emprender este tipo de investigaciones asumes ciertos riesgos”. Considera que una de las principales víctimas de esta violencia es la comunidad islámica y que políticos como Hugo Chavez encontrarán datos interesantes en su libro del que dice que “es cruelmente objetivo, solo testimonia lo que he vivido” para asegurar que el principal riesgo “inminente para España procede de los terroristas establecidos en el norte de África”.



(Imagen procedente del álbum personal de Muhammad Abdallah/Antonio Salas)


Y del riesgo absoluto a convertir el juego en una forma de vida o lo que es lo mismo, la que vive Leo Margets, barcelonesa, de 26 años y una de las mejores jugadoras de poker del mundo. De entre 7000 participantes quedó el pasado año como la número 27 y la última mujer a la que vencieron. De esa experiencia obtuvo 350.000 dólares y el reconocimiento mundial. Ha copado portadas de revistas del sector y de información general y todavía se pregunta si su vida le puede interesar a alguien...


Para Leo Margets el poker es mucho más que un simple juego, es casi una forma de vida (audio) y esa manera de vivir le ha llevado a viajar por todo el planeta, a colocarse ante algunos de los mejores jugadores del mundo y a vivir de ello. No da el perfil de joven actual y este año, le toca revalidar su título nuevamente en Las Vegas, algo que le estimula (se ríe al teléfono según lo cuenta) pero es consciente de lo difícil que resultará (audio).


Su vida, desde técnico en marketing hasta convertirse en una de las mejores jugadoras del mundo, está recogida en La reina de poker (Editorial Planeta). Escrita al alimón con Pablo del Palacio, gran aficionado al poker, cuenta con el prólogo de Nativel Preciado, también jugadora, además de escritora y periodista. Como ella misma dice “la historia de una suertuda”.


Y suerte tienen los que saben ser felices. Hay en el mercado infinidad de títulos que cuentan cómo ser felices, cómo perseguir la felicidad, manuales, ensayos, relatos... ¿Y qué tiene de distinto “Tú puedes aprender a ser feliz”?. Pues que se presenta casi como una enciclopedia y bebe de las últimas investigaciones que parten del origen y evitan poner parches para cuando uno es infeliz.

Las autoras, Carmen Serrat-Valera, psicóloga, y Alexa Diéguez, periodista especializada en temas de salud, arrancan con una frase que no deja lugar a muchas dudas, aunque parezca una verdad de perogrullo: La principal herramienta con la que cuentas para ser feliz es tu voluntad de serlo. Porque nadie puede esperar acudir a la consulta del psicólogo y salir feliz, en modo cuento de hadas.

El libro, además de ofrecer consejos, ejercicios, técnicas, historias, experiencias de especialistas y reflexiones de filósofos y pensadores de culturas muy distintas, orientales y occidentales, tradicionales y modernas, plantea cuatro puntos básicos para lograr la felicidad, a saber:


-Entender nuestro propio funcionamiento

-Vencer las obstáculos que impiden ser feliz

-Aprender a convivir con el estrés, el enfado, el miedo, la culpa y la envidia

-Transitar los caminos que conducen al bienestar

Ponerlos en práctica no es sinónimo de felicidad pero el viaje, que siempre persigue un destino, es de los que merecen la pena.


Aprender a vivir, que es todo un arte, se empieza desde pequeño si se tienen los estímulos apropiados. Muchas veces esas enseñanzas pasan por un cuento, es una de las mejores formas que se han inventado para enseñar y un ejemplo es el álbum ilustrado “Nuevos colores” de Fran Nuño e ilustraciones de Natalia Colombo (Editorial Hotel Papel).

La búsqueda de un pintor para encontrar colores nuevos que aplicar con su paleta le lleva a un pueblo del que extraerá, de los ojos de la gente, todos los colores posibles. Cuando ya creía que no podría encontrar nada más, un niño ciego se convierte en el personaje principal al tener en su mirada colores, que sin haber visto jamás, permanecían ocultos en sus ojos hasta que alguien fuera capaz de ver más allá de las apariencias. O lo que es lo mismo: todo depende del color del cristal con el que se mire.