jueves, 5 de mayo de 2011

La resaca del Día del Libro


Las eclosiones atraen la atención, focalizan el interés durante un tiempo concreto y después dan paso a otra cosa. Y ese tiempo, minutos u horas como máximo en el caso que ocupa, concentra tal actividad que parece que no va a volver a repetirse pero es una falsa apreciación, afortunadamente. Es lo que ocurre en el Día del Libro.
Este año cayó raro, en plena Semana Santa. Pero Barcelona respetó la tradición y la apuesta salió bien aun con todas las reservas porque caía en día cuasi festivo con tintes religiosos y además la climatología no auguraba complicidad. Pero todo se quedó en una simple amenaza y el día transcurrió entre rosas y libros, además de numerosos autores firmando y charlando con sus lectores.
Y si la ciudad condal competía con días de vacaciones, Madrid no se quedó atrás y le echó un pulso a un partido de fútbol de los de prime time que vació las calles aunque no los lugares de encuentro entre escritores y público, pero no se vivió el ambiente de anteriores ediciones.