lunes, 2 de abril de 2012

La sombra de Dado es alargada


¿Quién no sabe a estas alturas que Ana García Obregón ha publicado sus memorias? O lo que es igual, las de una mujer hecha a sí misma, sustentada por portadas de revistas y trabajos televisivos y alguna que otra incursión en el mundo del cine, perseguida por fotógrafos y reporteros cámara al hombro, modelo estival ibicenca, novia de hombres deseados, objeto de deseo patrio y otrora “Antoñita, la fantástica”, hoy representante oficial de las “Obregonadas”.

Pues sí, se las ha publicado la editorial Planeta y las ha escrito ella misma. Con el título “Así soy yo” y un fajín que asegura “El libro en el que cuento la única verdad sobre mi vida”. Llama la atención, así de entrada, que se ha quitado el primer apellido, debe ser que a fuerza de identificarla por el segundo, el primero, el de su padre, parece haber cedido caballerosamente su sitio o tal vez porque las mujeres Obregón se hacen notar (La autora tuvo un cariñoso recuerdo para su progenitor, enfermo, durante la presentación de su libro).

Tiene el arte, Ana Obregón, de ser espectáculo, no es que se cree a su alrededor, es que ella lo es. Y sus apariciones son  multitudinarias, por lo que ésta no podía ser menos. Redactores veteranos y recién llegados, fotógrafos y reporteros televisivos y entre todos ellos, un miembro de la realeza reciclado en comunicador, Alessandro Lecquio, el que fuera su pareja, padre de su hijo, y casi coautor del volumen, a tenor de algunas de sus intervenciones.

Y resultó doblemente curioso porque el que había abominado de la prensa del corazón (ésta que firma lo constató hace años cuando se iniciaba en el periodismo como obrera del cuore) se mezcló sin ningún pudor entre los plumillas del gremio más veteranos y porque, además de interrumpir un directo con Tve, contestó motu propio a alguna de las preguntas formuladas a la que fuera su pareja. Tanto se hizo notar que incluso la propia Ana Obregón confesó que estaban enfadados. Y a una le podrá gustar o no el personaje, sin duda labrado a conciencia y reconocido por derecho propio, pero Dado (como así le llamó la autora en alguna ocasión) tuvo que dejarse en el hall del Hotel Intercontinental la elegancia que le caracteriza, porque de otro modo, no se entiende...

Las memorias serán oportunas o no, resultarán interesantes o no, pero desde luego, además de merecidas (pocos personajes son capaces de mantenerse tantos años al pie del cañón... de los flashes) son las suyas, alimentadas con sus propias fotografías, las de la mujer bellísima que fue y sigue siendo, aun a pesar de los tratamientos con los que nos dejamos tentar las féminas. Y ya que todo el mundo ha escrito sobre ella y ha hablado sobre ella, solo faltaba que ella misma las rubricara, a buen seguro nadie se merece más ese privilegio. Y así lo escribe, rotunda: “Porque en 'Así soy yo' está la única Ana, la de verdad”, Ana Obregón dixit.

Merche Rodríguez

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