martes, 18 de septiembre de 2012

Intriga en vacaciones por el Nilo

Con esta sexta entrega de su serie, Muerte en primera clase (Ediciones Destino), J.M. Guelbenzu da un paso más en el afianzamiento de su personaje, la jueza Mariana de Marco, como una innovadora detective del panorama policíaco español.


En esta ocasión, la espectacular representante de la judicatura española acude a un crucero de lujo por el río Nilo, invitada por su amiga la arquitecta Julia Cruz, que a su vez está invitada por un adinerado jeque árabe, que quedó muy agradecido por sus servicios profesionales en un país del Golfo.

Las dos amigas disfrutan de unas vacaciones pagadas, en un barco que hace la ruta turística por Egipto, con un heterogéneo grupo de millonarios más o menos excéntricos, que se divierten con las atracciones programadas.

Hasta que una de ellas, inesperada, trastoca todas sus expectativas: una adolescente despampanante se exhibe procaz en un concurso de camisetas mojadas, dejando a todos anonadados…

Como toda la historia y aventura está contada por la jueza y su amiga, que exponen sin tapujos sus opiniones sobre todo el pasaje y sus comportamientos, llegamos a saber que uno de los grupos viajeros es una familia vasca con problemas potenciales por una herencia cuantiosa.

Las dos amigas acaban implicándose en dos desapariciones, que luego serán asesinatos, perpetrados contra la matriarca del grupo y titular de los muchos millones en juego y la deslumbrante adolescente que deja a todos boquiabiertos con su show pornográfico. 

Todo el desarrollo de la intriga en un ambiente de superlujo, es una exhibición de actitudes de clase alta, vistos desde dos profesionales por libre, que incidentalmente se relacionan con ellos.

La tozudez y persistencia en la deducción lógica de la jueza, arrastran a su amiga que participa sin poderlo evitar en una trama de intriga calcada de los libros de Ágatha Christie, aunque pueda ser un homenaje áulico.
Guelbenzu ha disfrutado escribiendo esta novela de trescientas treinta y cinco páginas, en la confianza que sus lectores lo gocen también.

Por lo pronto, su heroína saca adelante un caso más, en un ambiente lujoso.

Luis Conde

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