martes, 18 de diciembre de 2012

Fortunata Fortuna, una heroína del desamor

Por Luis Conde


La novela finalista del último Premio Planeta, "La vida imaginaria", es un relato desenfadado y divertido, aunque a ratos se ponga reflexivo y adusto, contando desenlaces amorosos o desencuentros algo previsibles.
La autora, Mara Torres, con dos libros anteriores de no ficción, recala con este por primera vez, en el mundo novelesco. Y lo hace con una historia medio burlesca, medio romántica, medio quejica… Empieza asegurando que la vida es una mierda. Que yo no digo siempre, digo ahora. Que yo no digo que la vida sea una mierda desde que nací, yo digo estos días, estas semanas, estos meses.

Y como la primera edición es de noviembre de 2012, viendo la deriva de la sociedad española, a lo peor vamos a tener que ampliar la apreciación a estos años.


Pero, entretanto, la protagonista que trabaja como publicista en una agencia, vive sus peripecias amorosas y nos las cuenta con desparpajo. Ella es un tanto depresiva y algo impresionable, pero tiene mucha imaginación y todo lo transforma en fugas a ninguna parte.

En la presentación ante los medios el día que el libro se ponía a la venta, la autora dijo que el personaje dormía en un cajón y que lo sacó para hacer esta novela. Que tiene reminiscencias de la homónima de Galdós, aunque no tan entregada y disponible. Esta es más ligh, más de estos tiempos nuestros tan versátiles. Que hace con ella lo que quiere y que le resulta muy útil. Que le han dicho que tanto mujeres como hombres, se identifican mucho con ella.

La inventó para que la acompañase cuando estaba sola y que la ha hecho pública cuando ya no lo estaba. Ahora no la necesita, pero le da juego.

La novela está escrita con frases cortas y bastante mordaces, la autora no se corta en el uso del lenguaje coloquial. Mezcla lo real con los sueños, así como lo cómico y lo serio.

Cuando Nata se ve abandonada por su amor Beto, se hace muchas preguntas y recorre su vida hasta ese momento. Se cuestiona lo que hizo y si fue bueno o malo para la relación amorosa.

Y como tiene que seguir viviendo, se inventa otra realidad paralela a la que vive como superviviente. Y entre esos dos mundos, la novela discurre en sus veinte capítulos y doscientas cincuenta y dos entretenidas páginas.

Los lectores discriminarán si son de autoayuda, de diversión o de pasatiempo.

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